El plexo solar

El tercer chakra, el chakra del plexo solar. El dolor de la separación

Cuando estamos en el vientre materno no tenemos una identidad formada, ni una mente que interprete nada, estamos en plena fusión con mamá y la existencia. Al nacer se produce una separación, y a medida que crecemos se va creando la personalidad en función de las experiencias que vamos teniendo, tanto de placer como de dolor. El niño va adquiriendo fuerza cuando va tomando consciencia de que es un ser separado de papá y mamá, de su autonomía, de los logros que va realizando cuando empieza a caminar y hacer cosas por si mismo. Eso activa nuestro fuego y soberanía ante el mundo, nos vamos identificando con la forma, con quien soy yo en mi entorno familiar, social, etc. Hay mucha fuerza y soberanía en este centro, ya que me defino como individuo, y al definirme como tal, inevitablemente hay separación. Esta separación guarda un dolor muy profundo si solamente vivo desde ahí y no permito que la energía y ese fuego suba al corazón.

La energía de los centros inferiores (nuestras raíces, sexualidad, creatividad, etc) y nuestro niño herido, que forma parte de nuestra historia personal, está atascada en la mayoría de la humanidad en el plexo solar, en ese centro tan poderoso, y nos volvemos adictos al control, al poder, a la tensión. Se necesita de mucho coraje para atravesar ese puente, una rendición y muerte absoluta de quien me creo que soy para abrir el espacio sagrado del corazón.

No hay nada que terapeutizar ni arreglar, la magnificencia de la rendición al amor y al dolor de sentirme separado relajará el plexo. Así que te invito en tu día a día a llevar atención a tu respiración, y con cada inhalación y exhalación dejarte caer en ese espacio y permitir que el fuego de tu presencia sostenga la vulnerabilidad de tu corazón, permitiendo que el cuerpo se relaje y tú energía se expanda.

Jwala

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